Caminantes Diurnos Cap 01 Pt.2
Lugar incierto
-¿Quién crees que es?
-No lo sé tal vez alguien de la
jauría o un novicio
El más anciano del lugar
dirigió su mirada al joven inconsciente que cayó del cielo hace poco, “el ya no
es humano, deberíamos arrojarlo al exterior, bueno supongo que…”
-Sanen sus heridas y lo
interrogaremos en cuanto despierte.
-Entendido
La joven de gafas respondió al
anciano mientras alzaba el cuerpo inconsciente del hombre como si no fuera
nada.
*****
Su conciencia dejo la penumbra
del sueño y acompañado al sonido de los demás conversando trajo lentamente sus
sentidos a él, aun sin saber nada, una abrupta voz lo trajo de vuelta.
-Buenos Días
La sorpresa lo hizo perder el
aletargamiento que presentaba, no sabía si correr o enfrentar la situación pero
la visión de ese anciano lo hizo reconsiderar.
-Tengo unas preguntas que hacer
después así que límpiate y ven con nosotros a la sala de estar.
Mientras el anciano hacia
ademanes hacia su cuello, lo cual lo hizo recordar su encuentro con ese sujeto,
después de limpiarse y peinarse su cabello, utilizo la ropa que prepararon para
él.
*****
Sentados en el área que relucía
en suciedad con todos esos periódicos, papeles y extrañamente no se encontraba
una sola parte donde se viera suelo, aun así se encontraba frente a dos
personas una joven en sus veinte y el anciano que encontró cuando su conciencia
volvió.
-Quién eres?
-No lo sé, no logro recordad
nada
-¿Miente?
Observando detenidamente al
anciano la joven contestó a su pregunta.
-No, mi habilidad me indica que
no está mintiendo.
-Es así, bueno entonces
permíteme jovencito.
Al colocar la mano sobre su
frente los recuerdos difusos de su mente fluyeron al anciano, frunciendo el
ceño retiro su mano, sin palabra alguna observo a la chica.
-Prepara algo de para la
discusión que vamos a tener, y por otro lado veremos que hacer de ahora en
adelante.
Bueno resumiendo lo que paso
hasta ahora, según el anciano Lann, existen ciertas reglas como el toque de
queda de las seis de la tarde iniciando el campanario central de la inquisición,
marca el inicio y así las cuatro esquinas que conforman la ciudadela, los
hogares humanos y las jaurías que casan por las calles que ocasionan problemas
a los normales y humanos.
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